Los chakras: centros de energía


Tanto el yoga kundalini como el reiki trabajan con los chakras, pero ¿qué son los chakras?

Chakra significa "rueda" en sánscrito. Los vedas utilizaron este término para denominar los centros energéticos del cuerpo humano. Hay siete chakras principales y varios secundarios que corresponden con los puntos de acupuntura. Cada uno de ellos se asocia con alguna de las glándulas endocrinas dentro del cuerpo físico.

Estos centros se extienden en forma de remolinos por el campo energético que rodea el cuerpo físico y está compuesto por capas sucesivas de energía que vibran a frecuencias cada vez más elevadas. Cada uno de los chakras tiene una parte frontal y una parte posterior, excepto el primero y el séptimo. Todos ellos están unidos por un canal energético que corre a lo largo de toda la espina dorsal.

Funciones principales de los chakras:

  1. Revitalizar cada cuerpo aural o energético y con ello el cuerpo físico;
  2. Provocar el desarrollo de distintos aspectos de la autoconciencia, pues cada chakra está relacionado con una función psicológica específica; y
  3. Transmitir energía entre los niveles aurales ya que cada capa progresiva existe en octavas de frecuencia siempre crecientes.
Los chakras son centros de fuerza dentro del cuerpo etérico: hay siete chakras mayores y 21 menores. Un chakra mayor se desarrolla con el tiempo y pasa de un estado adormecido a un estado activo plenamente desarrollado. Cuando se desarrolla un chakra, es capaz de funcionar con fuerzas adicionales y realizar funciones adicionales. Algunas de las fuerzas relacionadas con cada uno de los chakras mayores se resumen a continuación:

Septimo chakra: El chakra de la coronilla vivifica el encéfalo (o cerebro superior) y capta la corriente de conocimiento que procede del cuerpo causal. Cuando está evolucionado, capta la sabiduría del cuerpo causal, las intuiciones de la mente espiritual, y la entrega para el servicio desinteresado de la voluntad espiritual.

Sexto chakra: El chakra del entrecejo vivifica el cerebelo (o cerebro inferior) y el sistema nervioso central (formado por las fibras nerviosas que están en el tallo del cerebro y en la médula espinal). Cuando está evolucionado, este chakra capta la sabiduría, la inteligencia y la entrega para el servicio desinteresado (todas ellas recibidas a través del chakra de la coronilla), que posteriormente pueden servir para controlar y dominar la personalidad.

Quinto chakra: El chakra de la garganta vivifica los pulmones y las cuerdas vocales, y capta también los pensamientos concretos del cuerpo mental (recibidos a través del chakra del plexo solar). El chakra de la garganta, cuando está evolucionado, responde a la fuerza y claridad del cuerpo causal (recibidas a través del chakra del entrecejo), permitiendo que la creatividad se exprese en pensamientos, palabras y escritos.

Cuarto chaktra: El chakra del corazón capta la corriente vital (sutratma) de la mónada, corriente que controla la circulación de la sangre, que a su vez alimenta las células individuales del cuerpo. Este chakra vivifica y controla a la vez el nervio vago, el más ancho del sistema nervioso parasimpático (que activa los músculos involuntarios que restauran la energía del cuerpo). Cuando está evolucionado, capta la compasión del amor espiritual, que es experimentada como un sentimiento de unidad con los demás.

Tercer chakra: El chakra del plexo solar vivifica el sistema nervioso simpático (que activa los músculos involuntarios que movilizan el cuerpo para la acción). Este chakra se considera desarrollado en el individuo medio, en cuyo caso capta las emociones que pueden incorporar tanto los sentimientos del cuerpo emocional como los pensamientos concretos del cuerpo mental.

Segundo chakra: El chakra sacral vivifica la vida sexual y los órganos de la reproducción. También se asume que está desarrollado.

Primer chakra: El chakra básico vivifica los riñones. Este chakra suministra también el principio dador de vida, la voluntad de vivir, a todas las partes del cuerpo físico, lo cual da lugar a un instinto básico de conservación.